Hace aproximadamente dos años, Eden Hazard fue enviado a la banca del Chelsea, cuando el trabajo defensivo exigido por el entonces técnico del club José Mourinho no se ajustaba naturalmente al habilidoso extremo. Hazard era el futbolista del año en Inglaterra en ese entonces pero padecía un desconcertante desplome, evidentemente a disgusto por tener que ceñirse semejante camisa de fuerza en el aspecto táctico. No hay riesgo de que eso suceda bajo las órdenes de Antonio Conte. Uno de los enormes beneficios de cambiar a una formación 3-4-3 la campaña pasada, estrategia que detonó la implacable marcha del Chelsea al título de la Liga Premier inglesa, fue la libertad que recibió el belga.